¿Quiénes fueron los Merovingios?
Al producirse en 476 la caída del Imperio romano, numerosas tribus germánicas del oeste del Rin se apoderaron de las antiguas provincias romanas. El caudillo franco Clodoveo ocupó en 486 la Galia, después de derrotar a Syagrius, el último de los gobernantes romanos de la región.
Emprendió, con resultados diversos, una serie de campañas contra los otros líderes bárbaros asentados en la Galia. Se convirtió al cristianismo y, en 506, estableció su capital en París. El reino que había creado se fue dividiendo debido a la aplicación del derecho consuetudinario franco, según el cual el territorio del Estado, al igual que el resto de los bienes del soberano, se dividía entre todos sus hijos.
Meroveo, que reinó entre 448 y 458, dio a la dinastía el nombre de Merovingia. Las posesiones de Clodoveo se reunificaron en 613 durante el gobierno de Clotario II (613-629). Sus descendientes fueron monarcas poco capaces, que terminaron por perder el reino en 751.
Bajo el mandato de los reyes Merovingios creció el poder de ciertos funcionarios, que fueron denominados mayordomos de palacio. Originariamente se ocuparon de administrar numerosos territorios en distintos puntos del reino.
Pero fueron obteniendo atribuciones cada vez más amplias, entre ellas las de supervisores de la corte real, asesores del monarca para la designación de duques y condes, y hasta jefes del ejército del soberano.
Pipino II, como mayordomo de palacio, gobernó de ipso los reinos francos de Austrasia, Neustria y Borgoña. Su nieto, Pipino el Breve, depuso en 751 a Childerico III, al último de los reyes merovingios, y se hizo coronar en su lugar.
Teodorico, Cloromiro, Childeberto y Clotario, hijos de Clodoveo I, que en 511 se repartieron el reino franco.