¿Por qué se realiza el transplante de médula ósea?
Uno de los tejidos biológicamente más activos del cuerpo humano es la médula ósea. Huesos como los de la pelvis, las costillas, las vértebras y el cráneo están constituidos en su interior por médula roja, tejido responsable de la formación de glóbulos rojos, blancos y plaquetas.
En cambio, los huesos largos, como el fémur en el adulto, tienen médula amarilla, de reserva, que en el momento es que el cuerpo lo necesita, por ejemplo al padecer anemia, se transforma rápidamente en roja.
A veces, ante casos de leucemia, para revertir el cuadro de la enfermedad es preciso recurrir al transplante de médula, consiguiendo un donante compatible. Para ello, los cirujanos realizan una punción en la zona del esternón y extraen médula del donante, que se inyecta en el enfermo.
A partir de ello, si la operación es exitosa y el paciente no genera anticuerpos, se consigue revertir el cuadro.
Los trasplantes más exitosos son los que se realizan con médula autóloga, es decir, con aquella del mismo tipo que la de la persona afectada.
¿Hay transplantes de médula del mismo individuo como donante?
A veces los médicos realizan un autotransplante, es decir, utilizan médula extraída al propio paciente. Esta forma de transplante se denomina autóloga, y la probabilidad de que sea exitosa es muy alta.