¿Cómo se logra el riego artificial?
Las raíces de las plantas absorben del suelo agua con sales minerales disueltas. La mayor fuente de agua para los vegetales es la lluvia que se filtra en el terreno. Cuando ésta no es suficiente se recurre a la irrigación, es decir, se riega el terreno en forma artificial.
Para el riego artificial, el agua se extrae de los ríos y cursos de agua, de los lagos y del subsuelo mediante los pozos o perforaciones, y se distribuye generalmente a través de canales. Existen dos principios en los que se basan los sistemas de irrigación: la gravedad y la presión.
En los sistemas de riego por gravedad, el agua se deja correr por surcos o bien se inundan las áreas de cultivo. En los métodos presurizados, el agua se distribuye por caños o mangueras hasta aspersores (riego por aspersión) o goteros (riego por goteo), que distribuyen el agua en forma de lluvia o pequeñas gotas.
Si bien estos dos últimos métodos son más caros, resultan mucho más eficientes, es decir que la cantidad de agua que se desperdicia es menor. La elección del sistema dependerá fundamentalmente del cultivo y de la inversión económica que el productor esté dispuesto a realizar.
¿Cuáles fueron los pueblos expertos en irrigación en la Antigüedad?
Diferentes documentos atestiguan que los persas, los babilonios y los egipcios fueron expertos en las técnicas de riego artificial, que ya utilizaban en el 3200 a.C.
¿Cuándo empezó el riego?
Ni bien salieron de la Prehistoria, los pueblos de la Mesopotamia asiática y del valle del Nilo comenzaron a regar sus huertas desviando el agua de sus ríos.
¿En qué consiste el cultivo hidropónico?
Este método se utiliza preferentemente para cultivar verduras y frutas en sustratos estériles, a través de los cuales se bombea una solución de agua y sales que se prepara en función de las necesidades específicas de cada cultivo.